LA MEDUSA INTERNA
Las múltiples lecturas que se han hecho del mito de la Medusa a lo largo de la historia nos cuentan a menudo una poderosa transformación causada por una clara injusticia. Podría interpretarse la Medusa como una víctima violada y aislada por sus poderes involuntarios (petrifica las personas con su mirada), pero generalmente es vista como un ser maléfico que la gran diosa Atenea ha creado según sus juicios y su ira: la Medusa no decide su destino y se convierte en un monstruo, un peligro.
Las múltiples lecturas que se han hecho del mito de la Medusa a lo largo de la historia nos cuentan a menudo una poderosa transformación causada por una clara injusticia. Podría interpretarse la Medusa como una víctima violada y aislada por sus poderes involuntarios (petrifica las personas con su mirada), pero generalmente es vista como un ser maléfico que la gran diosa Atenea ha creado según sus juicios y su ira: la Medusa no decide su destino y se convierte en un monstruo, un peligro.
Según
explica Ovidio en Las metamorfosis, hay una manera de escapar
del hechizo de la
Medusa:
mirarla a través de un espejo (en este caso en forma de escudo de
bronce) que refleja la enemiga y protege Perseo para conseguir su
muerte. Es precisamente este elemento el que haría establecer una
relación con la Gorgona. Y si Perseo, antes de cortarle la cabeza,
hubiera establecido un diálogo? ¿Cuál sería la voz de la Medusa?
Y si nos imaginamos que necesita contarnos? Esta es nuestra Medusa
interna. Es la voz que tenemos que hacer correr para hacerle
justicia, para comprender por qué Medusa sigue más viva que nunca.
El
psicoanalista Carl G. Jung llamó la mujer interior (en los hombres)
ánima y el
hombre interior (en las mujeres) animus. En lengua francesa,
llamamos la figura el
ánima una mujer fatal, relacionada con la Medusa sobre todo a
partir del siglo XIX donde
su simbolismo se conecta con la mujer-serpiente y le añade una
connotación sexual. La convierte en representación de objeto
femenino de deseo pero también ligado a un instinto salvaje. Este
icono se expandió en el imaginario masculino pero también en el
femenino y creció en el arte y la literatura, representando la
seducción y el misterio. La reaparición del mito en este contexto
va de la mano de los movimientos feministas (inicialmente en
Inglaterra) que surgieron escandalizando la sociedad conservadora.
Algunas mujeres querían emanciparse, luchaban por sus derechos y
querían incorporarse al mundo laboral, así emergió una nueva idea
de mujer fuerte que era vista como una amenaza para el hombre.
Medusa
continúa inspirando y añadiendo diferentes puntos de vista de su
figura en diferentes ámbitos de las artes. Su representación nos
viene determinada por el personaje mitológico y a pesar de que cada
artista que la ha trabajado en diversos períodos históricos le
aporta diferentes cualidades, es difícil huir de sus características
monstruosas y/o poderosas. En mi cultura cristiana, por la aportación
de las serpientes en sustitución de la hermosa cabellera anterior,
le aporta una connotación de lo prohibido y malvado. Pero también
es cierto que en otras culturas arcaicas, la serpiente es un animal
sagrado que puede representar la energía, la fuerza vital y/o la
resurrección.
En los
años 70, teóricas feministas la vuelven a reescribir: la Medusa es
vista, entonces, como una mujer que no se somete al poder del hombre,
una mujer rebelde y libre. Aquí la fortaleza de la Medusa brilla por
su capacidad de independencia pero también abre un debate en torno
al tema de la violación, la sociedad patriarcal, temáticas de
género, etc.
Si
analizamos el mito desde una perspectiva simbólica o como un sueño,
al modo jungiana, como un arquetipo que cada persona posee, la Medusa
haría referencia a una energía poderosa femenina pero a la vez a
una energía masculina. Ambas polaridades se recogen en las
profundidades de la naturaleza humana. Es por este motivo que la
Medusa está presente en nuestro imaginario individual y colectivo,
tomando diferentes aspectos condicionados por la cultura, la
experiencia y las cualidades intrínsecas de cada individuo. Así, la
llama de este mito nos ilumina y su presencia se va transformando y
evolucionando en nuestro interior.
Son
muchos los elementos simbólicos que configuran el mito para explicar
parte de nuestro mundo (serpientes, ojos, piedra, isla, mujer,
monstruo, espada, héroe ...) pero el escudo es para mí un elemento
clave para entender qué nos cuenta la historia y como la podemos
transgredir. El héroe conoce el poder del espejo pero no comprende
el verdadero deseo y el poder del "monstruo". Aquí el
espejo es la herramienta que sirve para "destruir"a Medusa,
pero una vez cortada la cabeza, su sangre y su mirada
aún tienen poderes. El poder de transformación no puede ser
destruido tras su “muerte”.
Comprender el lenguaje del reflejo exterior es lo que convierte
Perseo en héroe,
pero hay un reflejo profundo en el animus de la Medusa que
Perseo no supo descifrar.
Debemos estar atentos y atentos si queremos recibir su mensaje, ya
que ahora la Medusa interna vibra de manera intensa.
ESTHER PI
Texto para la la Revista de artista RESSORGIR del colectivo artístico VIBRA.
Edición limitada de 100 ejemplares.